miércoles, 30 de octubre de 2013

Teoría de la reminiscencia: Platon

--También es así --dijo Cebes tomando la palabra--, de acuerdo con ese otro argumento, Sócrates, si es verdadero, que tú acostumbras a decirnos a menudo, de que el aprender no es realmente otra cosa sino recordar, y según éste es necesario que de algún modo nosotros hayamos aprendido en un tiempo anterior aquello de lo que ahora nos acordamos. Y eso es imposible, a menos que nuestra alma haya existido en algún lugar antes de llegar a existir en esta forma humana. De modo que también por ahí parece que el alma es algo inmortal.
--Pero, Cebes --dijo Simias interrumpiendo--, ¿cuáles son las pruebas de eso? Recuérdamelas. Porque en este momento no me acuerdo demasiado de ellas.
--Se fundan en un argumento espléndido --dijo Cebes--, según el cual al ser interrogados los individuos, si uno los interroga correctamente, ellos declaran todo de acuerdo a lo real. Y, ciertamente, si no se diera en ellos una ciencia existente y un entendimiento correcto, serían incapaces de hacerlo. Luego, si uno los pone frente a los dibujos geométricos o a alguna otra representación similar entonces se demuestra de manera clarísima que así es.  
                                                                                           (Fedón, 72e-78b)


El alma, en este texto, no es ya ese motor de la vida con distintas posibilidades de entender y percibir el mundo, sino un recipiente de la memoria; pero de una memoria que nos viene de una vida anterior a aquella de la que ahora somos conscientes. Platon cree así en la teoría e la reminiscencia y la memoria sustentada en la preexistencia; en un pensar y entender, dese el presente, el pasado, que como memoria modela nuestra manera de estar en el mundo. 

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