--Pero,
Cebes --dijo Simias interrumpiendo--, ¿cuáles son las pruebas de eso?
Recuérdamelas. Porque en este momento no me acuerdo demasiado de ellas.
--Se
fundan en un argumento espléndido --dijo Cebes--, según el cual al ser
interrogados los individuos, si uno los interroga correctamente, ellos declaran
todo de acuerdo a lo real. Y, ciertamente, si no se diera en ellos una ciencia
existente y un entendimiento correcto, serían incapaces de hacerlo. Luego, si
uno los pone frente a los dibujos geométricos o a alguna otra representación
similar entonces se demuestra de manera clarísima que así es.
(Fedón, 72e-78b)
El
alma, en este texto, no es ya ese motor de la vida con distintas posibilidades
de entender y percibir el mundo, sino un recipiente de la memoria; pero de una
memoria que nos viene de una vida anterior a aquella de la que ahora somos
conscientes. Platon cree así en la teoría e la reminiscencia y la memoria sustentada
en la preexistencia; en un pensar y entender, dese el presente, el pasado, que
como memoria modela nuestra manera de estar en el mundo.
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